Película el Buda (Reseña)

En la película se ve el reflejo de un choque cultural, Tomas protagonista de la película, se encuentra dentro de una vida activa, con su trabajo,  sus amigos, sus problemas. Pero en ello,  reside en él una fuerte comunión religiosa budista –herencia de su padre-.

Cuando Tomas inicia sus prácticas budistas, estas son incomprendidas por su hermano Rafael. Quien piensa incluso en llevarlo al psiquiatra. Rafael se caracteriza por ser una persona racional.

Existe un debate latente dentro de la película, entre la razón y “algo más”; este “algo más” es referido por la película en algunos momentos como corazón, sentimientos, pensamientos, cuerpo –entre otros- En síntesis, podríamos decir que es un debate entre la razón y lo trascendente. Pero lo que hace interesante esta película es que este debate se encuentra dentro de las calles de la ciudad, las personas y el cemento.

Frente a las prácticas cotidianas e inclusive naturalizadas de los ciudadanos, sus problemas, su vida, su estrés, se encuentra tomas, que inclusive sin querer mostrarse como “algo distinto”. Se convierte en el centro de atención no solo para su hermano y su novia sino inclusive para gente más alejada de él.

Su radicalidad lo lleva a salir por completo de los esquemas que la razón encierra en la ciudad, tanto así, que decide ir con su novia a un templo Zen. Allí sobre lleva su vida, pero inclusive en el templo tiene que pagar, por lo cual se ve obligado a trabajar en un restaurante. Es aquí donde las distintas lógicas de la cotidianidad de los personajes se van armonizando.

La necesidad de Tomas y su novia, hacen que sus allegados más cercanos realicen una visita al templo, en esto muchos descubren ese “algo más”. Lo que resulta claro y convincente es que en primer lugar la película muestra que existe posibilidades de vida, más allá del camino de la razón y en segundo lugar que lo trascendente llama e invita siempre a más personas a vivir una vida en intimidad consigo mismo, pero que, paralelamente es compartida con otros.

Lo interesante es ver el final, uno diría que en el juego entre la razón y la trascendencia, probablemente se le dé más valor a lo segundo, pero inclusive la película nos dice que tanto la razón como lo que está más allá de ella viven en libre comunión y así, juntan el misterio de la existencia.