Aportes para un estudio del Evangelio de Juan 1, 19 – 34



2º Domingo del Tiempo Ordinario
“Bautismo en el Espíritu que se hace Testimonio de la justicia de Dios”
César Augusto Baratto Abello
Biblista – Docente – Investigador
cbarattoa@gmail.com





1. Acercamiento Contextual socio – histórico y cultural – simbólico:

– Para recordar, podemos empezar diciendo que el contexto de la Comunidad del Discípulo Amado está signado por condiciones y circunstancias como: La vida de comunidad y el desarrollo de sus escritos, en opinión de la mayoría de los investigadores, se hace en el Asia Menor (vale la pena recordar lo que se escribió el año pasado al respecto de esta zona geográfica en cuanto a su situación cultural, económica, política y religiosa en la época del siglo primero d.C. en los aportes para el estudio del evangelio de Lucas); La situación que vivieron después de los años 80, pero principalmente al finalizar el primer siglo y el inicio del segundo estuvo marcada por la Persecución por parte la sinagoga de los judaítas que incidió para que el imperio romano iniciara también una persecución jurídica y militar en contra de esta comunidad;

Además, un intenso conflicto con otras comunidades cristianas debido a la diferencia de comprensión de Jesús y del Proyecto del “Padre”/Madre Dios que significaron profundas diferencias de vida y organización comunitaria/eclesial y su proyección hacia el mundo exterior… implicaciones sociales, políticas, económicas, ecomabientales y, por supuesto, religiosas (posiblemente eran las comunidades paulinas en Efeso el rival ideológico, de comprensión y de experiencia de fe) E internamente amenazas y problemas de división, ruptura y hasta de posibles herejías (cfr. 1 Jn. 2, 18 – 20) que llevaron posteriormente a rupturas en la Comunidad hasta presentarse (probablemente) la integración de unidad en una Iglesia con los otros movimientos cristianos… pero esto parece corresponder a una etapa posterior, hacia la segunda mitad del siglo segundo.

Todo esto, sin duda, está presente e incide en la comprensión, el sentido e intencionalidad expresada en los escritos que hoy leemos; así también hemos de leer desde nuestros contextos y realidades para contrastar con el caminar nuestro y de nuestras comunidades e iglesias… así como, es importante no olvidar esta perspectiva de mirada contextual en cuanto que nos libera de la sola interpretación nocional/racional que se ha acostumbrado a hacer de la Palabra.

– Otro aspecto de tener en cuenta como contexto y que se presentó en el aporte ya mencionado del estudio de Jn. 1, 1 – 18 son las palabras/verbos/significados que configuran el marco estructural de novedad que el cuarto evangelio encarna… en el texto que se lee este domingo es el “Testimonio” que ofrece Juan de Jesús el horizonte de sentido de esta perícopa.

Un testimonio que está enmarcado en un contraste–conflicto con Jerusalén y sus autoridades; contraste–conflicto con el ejercicio del poder religioso desde los centros del poder económico, político y social; contraste–conflicto con las formas de comprender, asumir y vivir las tradiciones de Israel; contraste–conflicto dadas las implicaciones de novedad y de transformaciones que implicó el bautismo y el volver sobre el Espíritu (espíritu en el que hemos escrito el saludo al empezar este aporte)… y mucho más… (Importante también volver a revisar los aportes escritos en algunos de últimos textos de esta serie dominical donde se ha abordado el bautismo en el contexto del siglo I d.C.).

– En este marco de contraste–conflicto resalta uno de manera especial: la comprensión de Mesías que asume la Comunidad del Discípulo Amado… éste es diferente a lo que se espera en las tradiciones del templo y de Jerusalén, pero también es diferente a la visión propia del mesianismo según los Sinópticos, Pablo y demás escritos neotestamentarios… para la Comunidad del Discípulo Amado el Mesías no tiene el perfil “davídico” que es reconocido por los demás… y esto es por causa de las diversidad experiencial y de expectación (sueños/esperanzas) presentes en los diferentes grupos que encontraron espacio de reconocimiento y acogida por parte de esta Comunidad del Discípulo Amado (ver, por ejemplo, el ingreso de los samaritanos, los mismos bautistas, los galileos prevenidos frente a los grupos religiosos nuevos de aquella época como los que representa Natanael, aún Pedro y los doce que son figuras de conflicto en este evangelio, etc.).

Este Mesías, según la Comunidad del Discípulo Amado, está fundado en el Espíritu, no en una doctrina o visión (cfr. Jn. 4, 5 – 15)… y para reconocer lo que es este Espíritu es uno de los desarrollos de formación/fundamentación que hará el evangelio en la primera parte del texto (cap. 1 – 11)

– Y dentro de la imagen del Mesías que es asumida por el evangelio y la Comunidad está el tema del pecado (v. 29)… que nada tiene que ver con lo que esta palabra hace aflorar en las tradiciones y mentalidades actuales de la mayoría de creyentes en occidente.

Nos referimos en especial al problema de la mentalidad moralista y moralizante de la fe en general, y en especial frente al pecado que existe hoy (y éste tradicionalmente relacionado en contraste con la Salvación y el Perdón)… para el Nuevo Testamento en general, pero muy particularmente para el cuarto evangelio, el pecado NO es un problema moral… es esencialmente un problema de no reconocer a Jesús como resucitado… no Creer en él y en su proyecto como camino de posibilidad de transformación de la realidad, de la vida personal, del entorno, es decir, pecado hace referencia a la no aceptación de este estilo de vida, proyecto de sociedad y propuesta de configuración de cada persona y las relaciones derivadas de todas ellas (incluida la Creación).

Dicho de otra manera: “En Juan, el pecado es un fallo teológico, no una trasgresión moral o de comportamiento (contrastado con Mateo 18, 18)” (O’DAY, 847).
En general, el pecado es no ver la verdad a favor de la vida que revela Dios en Jesús (y la vida en todas su dimensiones, “vida en abundancia” 10, 10) – así también el pecado es rehusar a aceptar a Jesús resucitado, es decir, en cumplimiento pleno de las promesas de liberación/salvación. De donde se desprende que hay que cuidar de hablar de pecado como si fuera prescripción no cumplida, juicio de un dios justiciero, acción digna de condena, etc., porque el Nuevo Testamento (Segundo Testamento) no habla del pecado en la perspectiva moral/moralizante en la que se habla hoy, sino del hecho concreto de No Creer en Jesús, de no creerle a su proyecto con el cual se transforma la vida personal, social y todas las relaciones ecoambientales… No creer y, por tanto no asumir el camino de vida por Él propuesto como el que garantiza la justicia, la liberación, la salvación y la plenitud (eternidad).

Así, el pecado del mundo son todas las injusticias, la explotación, especulación, opresión, empobrecimiento, exclusión, corrupción, egoísmo, ambición, etc., que se promueve desde el sistema socio-económico imperante bajo el dominio del imperio romano (y como se puede colegir, vale también para el sistema actual)... que dan como resultado la situación inhumana, de injusticias e insostenible de una tercera parte de la humanidad que sobrevive con dificultad o muere de hambre cada día… y ello en el nombre de la seguridad económica (inversionista), el comercio internacional y las nuevas formas de consumo que desconocen, en la práctica, a los/as pobres y engendran nuevas marginalizaciones.

Seguir a Jesús es comprometerse en la lucha y el esfuerzo por quitar el pecado del mundo: liberar, desde la solidaridad fraterna y desde la compasión, de todo lo que destruye la libertad, la dignidad, la convivencia y la felicidad de las personas… pues ahí se concreta la justicia según el amor de Dios.

2. Acercamiento Literario – Contextual:

– Según los estudios exegéticos la perícopa completa de esta porción del evangelio es 1, 19 – 51 (con iniciación en los vv. 6 – 8. 15, así como se presenta en la traducción del texto que va en archivo adjunto)… Así entonces hemos de tener en cuenta varios aspectos que configuran la totalidad de la perícopa, con base en la cual podemos acceder a algunas de las pistas de comprensión del relato… (y no olvidar los aspectos de contexto que se anotaron más arriba para hacer esta caminada)…
Para avanzar en este estudio alrededor del relato, se sugiere seguir los aportes ofrecidos en el archivo adjunto que contiene la traducción, la organización estructural y las notas que son un complemento con lo que a continuación se escribe.

En siete días se presenta a Jesús como Mesías en el Cuarto Evangelio (relación cercana con el sentido creacional en el libro del Génesis) y se prepara para las “señales” que dan cuenta de la realización de esta misión (1, 19 – 2, 12) y del sentido del mesianismo según la Comunidad del Discípulo Amado… así que se pudiera leer la intencionalidad de una “nueva creación” como marco de lectura comprensiva y de actualización de ese mesianismo según el evangelista y la Comunidad. En cuatro días se desarrolla el reconocimiento de Jesús por parte de quienes lo reciben (a diferencia de quienes no lo conocieron ni aceptaron que eran de los suyos, es decir, los movimientos judaítas del templo y de Jerusalén {1, 11})… entre quienes lo reconocen y lo siguen están, como ya se dijo: samaritanos, bautistas, galileos y hasta Pedro y los doce y en perspectiva de un mesianismo no davídico (vv. 19 – 51)… Los otros tres días (simbólica de los tres días… cfr. resurrección) es el tiempo para la primera señal de Jesús en las bodas de Caná (2, 1 – 12) Dos de los cuatro primeros días están en cabeza de Juan el Bautista, lo cual revela la importancia de este movimiento dentro de la comunidad del Discípulo Amado. Además, en el Cuarto Evangelio Juan Bautista no es presentado en perspectiva del Antiguo Testamento como sí es asumido en los Sinópticos… aquí, en el primer día Juan da “Testimonio” de Jesús, y en el segundo, el relato todo, incluido Juan, se centran en el “Ver” como un camino hacia el reconocer a Jesús, el Creer y, entonces, emprender el seguimiento de Jesús… todo en el marco de la nueva creación.

– En perspectiva de acercamiento a la estructura redaccional del texto nos encontramos con tres secciones en las que toma forma el sentido y valor del testimonio de Juan: vv. 19 – 24; vv. 25 – 28; vv. 29 – 34.

vv. 19 – 24, es una nota de orden quiásmica (repetición) alrededor de los enviados de Jerusalén que buscan la identidad de Juan: ¿Tú, quién eres?, sin duda, detrás de esta narrativa está el sentar una diferenciación entre las dos comunidades, la de Juan Bautista y la del Discípulo Amado, pero además, muestra cómo el fundamento de la diferencia es la comprensión del Mesías, la esperanza en el Mesías… también queda claro que Juan no es el Mesías, sin embargo, queda en expectativa revelar quién es el Mesías.

vv. 25 – 28, continúa el relato alrededor de Juan Bautista como preparación hacia el testimonio; nuevamente en estructura redaccional quiásmica está escrita esta sección, ahora gira alrededor del bautismo… corresponde a una segunda pista en torno del Mesías, que también, al igual que en la sección anterior, se describe en medio de una pregunta: “¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?”, así entonces alrededor del sentido e intencionalidad del bautismo se va a identificar el mesianismo, o cual indica el carácter profético, así como de ruptura y novedad que el mesianismo implica.

Y una nota central en el relato… los enviados a hacer las averiguaciones, como los judaítas representados en ellos, “no conocen” al que ahora está “viniendo”, las dos expresiones son profundamente teológicas en el marco de las tradiciones de la época: de un lado el conocer representa la intimidad, el ver cara a cara, el tener los “ojos abiertos”, dispuestos y limpios para reconocer al Mesías, cosa que no están dispuestos los judaítas… de otro lado, el venir del Mesías hace referencia a una presencia encarnada, plenamente humana, de la presencia e Dios… ahí el proyecto y voluntad de Dios tienen su plenitud, lo cual implica la transformación total, la transformación en todos los ámbitos de la vida, en la vida integralmente comprendida, de donde la justicia según el amor es el horizonte de esa transformación… desde luego los judaítas tampoco están dispuestos a esto porque se han sumado al proyecto del imperio romano.

vv. 29 – 34, es el desvelamiento de la identidad y comprensión acerca del Mesías. En dos secciones cortas (vv. 29 – 31 y vv. 32 – 33) se acogen y responden las dos preguntas que se plantearon en la primera parte del relato (vv. 19 – 28).

Entorno del “ver” se presenta a Jesús como el Mesías, representado en el “cordero de Dios”… “el que quita, levanta y lleva con Él, el pecado del mundo”, cada una de estas imágenes de representación están indicando un perfil de mesianismo que tiene que ver con la liberación/salvación.

Al mismo tiempo, en ese entorno del “ver” (contemplar, ojos abiertos, limpios y dispuestos) Jesús, el Mesías realiza un bautismo, ya no con agua, sino en el Espíritu Santo que indica el horizonte de realización de la tarea mesiánica que, además, ya no es solo de Jesús, sino que es tarea de la Comunidad de Discípulos/as.

vv. 34, finalmente, y como conclusión iluminativa y garantía de lo anterior afirmado en la revelación del Mesías aparece Juan como testimonio de todo ello; donde el testimonio indica muchas cosas como se percibe en el desarrollo de todo el evangelio juanino.

– Acercándonos en perspectiva narrativa al contenido al relato (vv. 19 – 34), nos encontramos el ya referenciado Testimonio expresado en dos momentos:
vv. 19. 20 – 28 y vv. 29 – 33. 34… pero cada uno de estas secciones del relato también se subdividen dos claves de contenido, veamos la estructura total:
v. 19 – Presentación del Testimonio en la autoridad del Bautista, introducción temática.
vv. 20 – 24 – centrado en los enviados desde Jerusalén que conocen las tradiciones en relación con el Mesías, y que por ello hacen las preguntas según las simbólicas del tiempo del Mesías (expectación/preocupación por su llegada)… Juan declara en la caridad del “No soy” – “Yo soy”… guía fundamental para hacer una verificación de la identidad de una comunidad cristiana en el ayer y en el hoy.

vv. 25 – 27 – La “Autoridad” (según la tradición bíblica) para reconocer al Mesías: autoridad viene de “autor”, es decir, quien crea y/o engendra la vida; además, su autoridad es creíble en cuanto que la propia vida es encarnación de ese sentido de vida… Juan tiene esa autoridad, los enviados de Jerusalén no… Aquí las palabras claves en la perspectiva de la nueva creación están en: Bautizar; Conocer… ahí las claves para reconocer y seguir al Mesías.

v. 28 – Los Sucesos realizados en Betania, al otro lado del Jordán es una figura simbólica que expresa la ruptura con todas las tradiciones del pasado que representan el templo y Jerusalén, así como la irrupción de la nueva creación/liberación, que como el Pueblo de Israel, entra en la tierra prometida a partir del Jordán… ahí está la base y fundamento de la autoridad… identidad y pertenencia a la Comunidad y su proyección sobre el entorno, la realidad y el mundo exterior.
Además, “Betanía” representa a “la casa de los pobres” se convierte en el lugar social y teológico desde el cual se realiza la expectativa mesiánica.

vv. 29 – 31 – Como ya se dijo, esta segunda parte del Testimonio de Juan también se presenta en dos secciones:
v. 29 – Hace una nueva introducción… y enunciado sorprendente… pues empieza mostrando al Mesías, el Mesías según la Comunidad del Discípulo Amado… El Cordero/siervo, sobre lo cual ya se dijo una palabra… y se resalta el hecho en palabras que, según el uso en el ambiente de la época, representan tres claves de novedad: quitar; levantar; llevar – el pecado del mundo… cada una representa una simbólica, y en el acercamiento contextual se hizo llamado al sentido como se ha de mirar la palabra Pecado… de este Mesías es que da testimonio Juan, a quien va conociendo poco a poco (vv. 31. 33)

vv. 30 – 31 – Retoma la tradición ya expresada en el v. 15 y se hace énfasis en una clave mesiánica: el estar viniendo (dinámica de un proceso que se está realizando y se va construyendo)… y exige humildad y entrega para la transformación… bautismo en agua…
vv. 32 – 33 – El complemento de la revelación del sentido del Mesías que se revela en la Comunidad y se reconoce en la autoridad del Bautista… El Espíritu… en el Mesías habita el Espíritu… el que se puede conocer y contemplar (ver)… esta es la señal principal que permite reconocer al Mesías.
v. 34 – Conclusión, confianza y firmeza en la identidad de la Comunidad… de todo lo anterior da testimonio Juan.

El ungido por Dios según su espíritu, su obra será liberadora: quitar el pecado del mundo, es decir, desterrar la aceptación de ideologías, estilos de vida, proyectos de sociedad y valores contrarios al bien de la humanidad y según la justicia de Dios; ellas son las que llevan a hacer la injusticia. Jesús no confronta/elimina ese pecado oponiendo otra ideología, sino comunicando la experiencia del amor de Dios experienciado en la Comunidad. Ésta lo hará libre, le hará comprender su propio valor y el de los demás y orientará su vida hacia el bien de todos/as.

– Otras pistas claves para hacer un acercamiento a los sentidos e intencionalidades del texto son: La figura del Cordero/Siervo (v. 29) es todavía un factor de discusión entre estudiosos, según la expresión aramea talyd, pudiera representar las dos figuras que aluden al Primer Testamento y, al mismo tiempo, contienen y anuncian la novedad en Jesús: Cordero de Pascua, fiesta, nueva creación… siervo que se entrega para hacer la voluntad del Padre/Madre Dios… Para una actualización de esta figura según la perspectiva evangélica en nuestros días hemos de preguntarnos por la manera como reconocemos a Jesús, lo encarnamos y lo hacemos presente en la vida toda… sugiero ver más adelante el “acercamiento teológico” para completar esta pista. La pregunta: ¿Qué buscan? (v. 38) aparece tres veces a lo largo del evangelio (también en 18, 4. 20, 15) y las tres veces se dirige hacia el reconocimiento de Jesús como Mesías y los contrastes–conflictos que nacen de ahí… entre quienes lo reconocen y aceptan y quienes no… de ahí que esta pregunta es guía que hemos de hacernos los/as cristianos/as de todos los tiempos para “Ver” y “Testimoniar” la nueva creación en cada presente histórico… no simplemente como una recordación conceptual/doctrinal centrada en el pasado de hace dos mil años… Para el evangelista, en Jesús se integran las figuras del Mesías, de Elías y de el Profeta: Mesías como liberador/salvador esperado, no un mesías davídico; Elías en cuanto que es el precursor que prepara la llegada del Mesías; el Profeta que representa la figura del nuevo Moisés – o segundo Moisés – cfr. Is. 11, 1 – 2; II Re. 2, 9 – 15; Deut. 18, 15. 18; cfr. Num. 11, 16 ss No olvidar un trasfondo que es esencial… La primera parte de la narración (v. 1 – 18) recuerda y contrasta las tradiciones antiguas en la Biblia que ponen la comunicación con Dios a través de los ángeles, o por medio de apariciones o revelaciones… en el cuarto evangelio, ahora la comunicación es “hecha carne” pues el Verbo se hizo carne (1, 14)… hay, sin duda, un cambio cualitativo muy significativo… hay una perspectiva de plenitud, de comunicación cara a cara, ya no hay más intermediarios en esta conversación con Dios. Este es un trasfondo esencial para comprender el relato vv. 19 – 51… de esto de lo que da testimonio Juan Bautista y los otros movimientos que entren a hacer parte de la Comunidad.

3. Acercamiento Teológico – Pastoral – de Actualización:

– Así entonces, como una conclusión mirando el texto, se puede afirmar que este relato habla del bautismo como revelación que permite Ver (reconocer) al Mesías y en él el Espíritu que lo hace Hijo de Dios… de lo cual se da testimonio. Sugiere y exige una comunidad que ha caminado y está madurando en la fe (no es un bautismo para principiantes podríamos decir hoy)… es un bautismo que engendra certeza y confianza porque ha asumido el estilo de vida, el proyecto de Jesús en su plenitud, n todas las dimensiones de la vida (para hacer frente a las situaciones por las que se está pasando en ese momento)… para enfrentar el conflicto y para ser fieles a Jesús y al proyecto del “Padre”/Madre Dios.

Aquí es importante seguir insistiendo lo que significa e implica el bautismo… más allá del acto sacramental como lo vemos hoy… un bautismo que exige ruptura con modelos religiosos que alienan y desvirtúan la justicia de Dios. Reducir la fe al culto, a la oración, a meras expresiones religiosas y rituales… también por ello para el evangelista la fe es algo imperfecto en ese momento; lo central es Creer, un creer que implica reconocer el proyecto del Padre/Madre Dios, dar la vida por ese proyecto, entregarse hasta la muerte por esa causa… y este proyecto está centrado en la Justicia, que es lo que busca construir la comunidad cristiana primitiva en contra de los proyectos de persona y de sociedad que representaban Jerusalén y Roma… En este sentido hemos de plantear una mirada del texto para hoy.

Podemos pensar que muchas veces nos preocupamos más por una doctrina del bautismo ritual o nocionológica, muchos son los esfuerzos porque esta doctrina sea bien aprendida, más que bien vivida… pensar en qué hacemos los/as creyentes para propiciar vida que permita experienciar esa cercanía del Jesús que es Dios mismo y nos hace Hijos/as suyos. Podemos pensar entonces en lo desconcertante de la afirmación del Ver y dar Testimonio que pudo ser para los creyentes de esa época, dadas las significaciones, las consecuencias y las implicaciones de riesgo y de entrega de la vida por construir la nueva creación… las implicaciones y consecuencias por las rupturas con el templo y Jerusalén, con las doctrinas y tradiciones anteriores, y pensar que para muchos de nuestros creyentes hoy, esto todavía no está claro, incluso para ciertas autoridades en la Iglesia, en las iglesias, pues no ven a Jesús cara a cara, no lo perciben, ni lo sienten, casi que se quedan en una fe que como en la niñez (infancia de la fe) esperamos que Dios nos hable en medio de una nube, o se nos presente de alguna manera para poder “sentir” su cercanía… en lugar de entregar la vida por una causa, por proyectos concretos (acciones comunitarias y personales de transformación del entorno y de la realidad) donde se instaure el Proyecto del Padre/Madre, así haya que entregar la vida por esto.
– Y en una aproximación pastoral de actualización del texto, bien podemos reflexionar – orar en comunidad a partir de las siguientes imágenes tomadas de los trazos creados por José Luis Cortés:
Según el aporte de reflexión de la Comunidad del Discípulo Amado, ¿Qué dice a nuestra mentalidad y forma de ser Iglesia de cara al mundo? (Y disculpen nuestros hermanos/as no católicos/as… pero pueden hacer una adaptación según su perspectiva eclesial)


¿Cómo asumir y vivir un bautismo que revele la novedad, la nueva creación que está viniendo con el Mesías?

Renuevo mi confianza en la oración que nos une, nos aclara en las fuentes del proyecto de Dios en Jesús y nos anima a ser solidarios, a vivir haciendo el bien los unos a los otros/as y, por el bautismo, nos constituye en comunidades que trabajamos por transformarnos en mejores seres humanos, transformar el entorno, la realidad, a las relaciones con el medio desde la perspectiva reverencial de la Creación en justicia y según el amor de Dios y transformar las relaciones con el mismo Dios.
Por ello mi abrazo de recuerdo y de cariño que renuevo cada semana
Unidos en Jesús y en María; en Jesús que es Señor de la Vida y en María que nos muestra y encarna un camino para hacer el discipulado en seguimiento de Jesús.
Dios les guarde y les dé su Paz.


Notas Humanas y Divinas. Dirige Leiner Castaño García cssr, todos los domingos a partir de las 6:00 a.m. en RCN radio 93.9 F.M. o por internet en www.rcnradio.com, ir al link de programas, allí aparecen las fotos de todos los productores (http://www.rcnradio.com/programa/notas-humanas-y-divinas/notas-humanas-y-divinas)

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