Currículo, profesor de E.R.E y Estrategias Metodológicas
Este texto pretende
sintetizar aquello que considero más fundamental acerca del currículo, el
profesor de E.R.E y las estrategias metodológicas, basado en el texto de Pujol Introducción a la Pedagogía de la fe en
sus capítulos trece y catorce.
1. Lo
fundamental del currículo:
Pujol escribe específicamente a partir de
la LOGSE (Ley de Ordenación
General del Sistema Educativo Español) afirma que el currículo es
concebido aquí como aquello que engloba todas las posibilidades de aprendizaje
que ofrece la escuela; conocimientos conceptuales, procedimientos, destrezas,
actitudes y valores. El currículo incluye además todos los medios necesarios
para alcanzar esos objetivos.
La estructura curricular
para la LOGSE se divide en cinco etapas de enseñanza:
1. Educación infantil: dividida
en dos ciclos, de 0-3 y 3-6 años.
2. Educación primaria: dividida
en tres ciclos, de 6-8, 8-10 y 10-12 años.
3. Educación segundaria obligatoria: dividida
en dos ciclos de 12-14 y 14-16 años.
4. Bachillerato: de
16 a 18 años en cinco modalidades.
5. Módulos de formación profesional: a
partir de los 16 años.
La LOGSE reconoce dos
funciones básicas del currículo: explicitar
un proyecto y servir de guía para orientar la práctica pedagógica. El
currículo ha de expresar claramente las intenciones educativas y especificarlas
en los objetivos, contenidos y metodología que se debe justificar según unos
criterios explícitos. Estas funciones se llevan a cabo con base a la siguiente
información:
·
¿Qué enseñar?: En
este punto se explicitan los contenidos del currículo, se informa también sobre
los objetivos y los procesos de crecimiento personal que se desea provocar.
· ¿Cuándo enseñar?: El
currículo debe decidir – entre las opciones posibles – una determinada
secuencia de los objetivos y contenidos que se quiere enseñar.
· ¿Cómo enseñar?: El
currículo lleva a cabo una planificación de las actividades a realizar dentro
del proceso de enseñanza-aprendizaje que permita alcanzar los objetivos
marcados en relación a los contenidos.
· ¿Qué, cómo y cuándo evaluar?: presenta
aspectos imprescindibles para asegurar que la acción pedagógica es eficaz,
revelando aquello que se aprende de lo enseñado. Con el fin de corregir
asertivamente.
Una propuesta curricular
ha de ser el fruto de un proceso de toma de decisiones y análisis al contexto
que se piensa desarrollar. Por esto, el currículo debe ser puente entre las
intenciones, principios, orientaciones y la práctica pedagógica.
El currículo por el que
ha optado la LOGSE es abierto y tiene tres instancias de concreción:
1.
El primer nivel de concreción es el
currículo de etapa que viene establecido por la comunidades autónomas con
competencias educativas, en él se señalan las correspondientes enseñanzas para
la etapa y tiene carácter normativo para todos los centros educativos.
2.
El segundo nivel de concreción es el proyecto
curricular de etapa, este es definido por un grupo de docentes que
contextualizan los objetivos y contenidos y señalan los medios para
alcanzarlos. Las decisiones de tal efecto constituyen el proyecto curricular de
etapa en un determinado centro.
3.
El tercer nivel de concreción son las programaciones de aula, que la
constituye la secuencia ordenada de unidades didácticas que el profesor va a
trabajar.
En el área de religión
uno de los componentes más importantes para esta etapa son los objetivos, en
este sentido, el área de religión se moviliza como cualquier otra y tiene que
responder al objetivo general que plantea el currículo, puesto que, si un área
no aporta nada a la consecución de los objetivos generales ¿qué sentido tiene
su presencia en el currículo? conviene saber que los objetivos están en
términos de capacidades para el
estudiante. Como comprobación de los objetivos se encuentra la evaluación, que
Pujol nos recuerda que existe una peculiaridad de la evaluación en el área de
religión como materia que se sumerge en los sentidos existenciales de la
persona. Para Pujol la evaluación puede responder a objetivos cognitivos,
actitudinales y de hábitos de vida cristiana, en donde los criterios de
evaluación son respectivamente: los conocimientos mínimos, el comportamiento
externo y las prácticas habituales de un buen cristiano.
2. Lo
fundamental del docente de E.R.E:
El profesor de E.R.E.
debe – como cualquier docente – responder con el currículo propuesto y al mismo
tiempo implementar o diseñar estrategias metodológicas para su quehacer
educativo. El educador tendrá que atender por medio de las actividades las
cuestiones relacionadas con la motivación, que llega a ser en muchos contextos
particularmente difícil en el área de religión.
Dentro de lo curricular
que debe atender el docente de E.R.E. tiene que esforzarse por cumplir los
objetivos establecidos – en este sentido – si el currículo plantea unos
objetivos actitudinales y de hábitos de vida, el docente tendrá que ser cercano
al estudiante y tener un conocimiento del crecimiento interior de la persona, el
profesor – en este caso – debe entrar desde el interior para conocerle desde
dentro y ayudarle. Por otra parte afirma Pujol
“La
tarea evaluadora exige del profesor de religión una actitud de servicio y
ayuda. Debe centrarse en lo positivo, potenciar los puntos fuertes, animando,
empujando, sin fijarse excesivamente en lo negativo. Un criterio claro es que
la evaluación no puede hacerse odiosa ni para el docente ni para el alumno”
(Pujol, 2001, Pág. 287).
Para las estrategias
metodológicas el docente tiene un papel fundamental, puesto que es él quién debe
seleccionar o crear las actividades más adecuadas para cumplir los objetivos y
finalidades de la clase. Se convierte en el creador de todo el ambiente de
aprendizaje para el estudiante por lo que debe tener en cuenta la distribución
del espacio, atención a la diversidad, la temporalización, entre otros
entremeses que constituyen la complejidad del acto educativo.
3. Lo
fundamental de las estrategias metodológicas:
Para Pujol, cuando se
habla de “estrategias metodológicas se
trata de una secuencia ordenadora de actividades y recursos que utiliza el
docente en la práctica educativa” (Pujol, 2015, Pág.269) Una característica
fundamental que deben poseer las estrategias metodológicas es la de ordenarse a
su finalidad de modo flexible según una circunstancia específica.
Las actividades son la
manera activa y ordenada de llevar a término las estrategias metodológicas, es
decir que se conciben las actividades como un aspecto subordinado a las
estrategias metodológicas. Pujol presenta siete tipos de actividades para
llevar a cabo la estrategia metodológica: actividades de iniciación, para
descubrir los conocimientos previos; actividades de exploración, integración,
creación, fijación y aplicación.
Entendiendo hasta el
momento las actividades como un aspecto subordinado a las estrategias metodológicas
encontramos ahora las técnicas de
enseñanza como un aspecto subordinado a las actividades. Se afirma que las
técnicas de enseñanza son el soporte de las actividades; Pujol ha realizado una
clasificación de las técnicas de enseñanza por aquellas técnicas centradas en
el docente (lección magistral, exposición, gráficos y esquemas), en el trabajo
individual (ejercicios escritos y técnicas activas), en pequeño grupo y en gran
grupo.
Es necesario afirmar a
modo de conclusión que tanto el currículo como las estrategias metodológicas
solo se logran llevar a cabo asertivamente por medio del docente de E.R.E. que
deberá seleccionar las estrategias metodológicas asertivas para cumplir con los
objetivos de clase y el currículo.
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