Educar en la Sociedad de la Decepción
Lipovetsky nos describe una sociedad con
un gran reto educativo, una sociedad que si bien sabe soñar, proyectarse e
ilusionarse; al chocar con el moderno mundo de la realidad cae en lo que él
denomina la decepción. Una fenómeno
de frustración que introyecta en la persona una concepción nihilista de la
vida.
Ya sea por los sueños e ilusiones
frustrados como por la espera eterna de acontecimientos o metas personales, de
nada nos sirve una sociedad que caiga en el sin sentido de la vida. Un sin
sentido de la vida por una decepción evidente que generalizada trae consigo el
sin sentido de la misma sociedad. Varios autores, pedagogos y educadores
reconocen que el primer sentido de la educación en la sociedad es hacer de la
escuela una oferta de sentidos de vida y de sociedad. Pero ¿cómo educar en un
aula de clase a más de cuarenta estudiantes y convencerlos del sentido de
vivir, sin desanimarlos a la capacidad del sueño y la espera?
Esta es la pregunta a resolver en esta
pequeña página, en la que sintetizo tres ideas o principios clave para una
educación en la sociedad de la decepción de Lipovetsky. La primera, tiene que
ver con la resiliencia, la segunda confronta a una reconciliación con la
historia de vida y la tercera la capacidad de contemplar lo aprendido.
En primer lugar, la clave de una educación
en una sociedad decepcionada es la resiliencia, término que se usa
originalmente en la metalurgia para denominar una capacidad de resistencia de
los metales a condiciones exteriores extremas de temperatura o presión, y que
en psicología se usa para denominar la capacidad de los seres vivos para
sobreponerse a períodos emocionales de dolor y tristeza, como a un contexto
adverso. En otras palabras, una educación para la resiliencia brinda las
estrategias y herramientas al estudiante para sobreponerse en los momentos de
problemáticas, dificultades y dolor; lo que facilitaría paralelamente el
esfuerzo, ímpetu y veracidad en los estudiantes.
En segundo lugar, la educación para una
sociedad decepcionada debe lograr procesos de reconciliación con la historia de
vida. Lipovetsky afirma que la decepción social llega a partir de los sueños
frustrados de sociedad del S. XX. Esto, como proyecto de nación también se
introyecta en la psiquis de las personas, a quienes sus sueños o proyectos se
ven frustrados, o a quienes incluso afirman -por la noción que han hecho de sí
mismos- que nunca lograrían alcanzar sus propósitos. Como respuesta directa de
la educación, una reconciliación con el pasado, con los aconteceres y las
acciones cometidas permite lo que en teología se conoce como la kénosis, un vaciamiento, en este caso
entendido como reconciliación, para posteriormente llenar a las personas de
nuevas esperanzas y expectativas, en una autovaloración de sí mismos.
Finalmente, una estrategia para vencer la
decepción es un trabajo de contemplación de lo aprendido. Cada experiencia de
la vida, que aceptemos como positiva o negativa tiene en profundidad un
aprendizaje de vida. Es un reto para la educación lograr formar a los
estudiantes en contemplar y escudriñar los aprendizajes que traen cada una de
las experiencias de la vida, esto permitirá ver cada error, cada frustración
como una experiencia más de aprendizaje.
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