Aportes para un estudio del Evangelio de Juan 2, 1 – 12

2º Domingo del Tiempo Ordinario
“La Boda como señal de nueva vida en contraste con tradiciones antiguas”
César Augusto Baratto Abello
Biblista – Docente – Investigador
cbarattoa@gmail.com


Saludo fraterno, cercano y solidario para cada uno/a de ustedes en medio de este caminar de Comunidad en esperanza y compromiso por hacer, en el nombre de nuestro Dios, un mundo nuevo posible como experiencia de reino porque sea de justicia según el amor de él.

1. Acercamiento Contextual socio – histórico y cultural – simbólico:

– Asumiendo que el evangelio Juaneo se escribe a finales del siglo primero y/o en la primera década del siglo segundo, tanto la comunidad como sus escritos han vivido varios fenómenos de trashumancia en su corta vida y, también, varios momentos de redacción de relatos y narraciones, pues ellos recogen los procesos vividos y sus nuevos aprendizajes y experiencias… todo en el marco teológico en el que la Comunidad es la figura de Jesús (ella misma es Jesús), el Resucitando, Viviente, Hijo, Señor y Dios… y Jesús es Dios mismo pues ha estado en él desde antes de los tiempos; de donde se deduce que la Comunidad está en relación de Dios mismo (alta Cristología tal y como ya se presentó en escrito reciente).

La investigación histórica empieza a dar muestras del carácter radical de la tradición del Discípulo Amado de cara a Roma (el Mundo), su proyecto y su estilo de vida, así como la radicalidad de diferencia con las otras comunidades cristianas que ya se a mencionado en otros momentos y que aquí se vuelve más adelante.

El Cuarto Evangelio es un evangelio Catequético, esto quiere decir que es un texto escrito para acompañar la formación de profundización que se vive y se hace en el interior de la comunidad… la comunidad ya organizada y segura de la fe, así que está en proceso de profundización de su formación; por tanto, aquí hay una diferencia grande en relación con los evangelios sinópticos que fueron escritos más con un carácter kerigmático, es decir, de primer anuncio.

La formación de profundización que se hace en la comunidad del Discípulo Amado se realiza en medio de una agudización de conflictos de diverso orden: conflicto con Jerusalén, Roma, las Sinagogas (incluidas persecuciones y asesinatos, cfr. 16, 1 – 2); conflicto con otras comunidades cristianas que dada la diferencia de comprender a Jesús hace que la manera de organizarse (eclesiología) sean contrarias al parecer de la comunidad del Discípulo Amado (específicamente narrada a través de los relatos sobre Pedro)… ya se escribió acerca de diferencias con la comunidad paulina de Éfeso; e incluso en medio de un conflicto en el interior de la misma Comunidad del Discípulo Amado que las llevará, más adelante a una ruptura interna (cfr. I Jn. 2, 18 – 19) y posterior recomposición (cfr. Jn. 21)…

Este carácter de conflicto lo considero esencial y fundamental para la comprensión de todo el evangelio… es preciso hacer un estudio mayor acerca de este tema.

Una comunidad que por su experiencia vital y su propuesta teológica – eclesial – social se hace radicalmente nueva y distinta de otras experiencias teológicas – eclesiales – sociales como las comunidades paulinas y las comunidades acompañadas por los evangelistas de los sinópticos.
Todo esto revela unas condiciones de vida, unos lugares y unas circunstancias que no están presentes en los sinópticos (persecución, ya no sólo de parte de la sinagoga, sino que también de parte del imperio; empobrecimiento y sufrimiento de quienes están en la comunidad del discípulo amado; rechazo y conflicto entre comunidades cristianas… … …).

– Durante casi todo el siglo primero de la era cristiana todos los movimientos judaítas, todo Israel, esperaba la llegada del Mesías según lo anunciado desde antiguo, Mesías liberador de Israel que debido a la mentalidad apocalíptica reinante en la época se concebía de diferentes formas desde un líder político militar que enfrentaría a Roma y su imperio, hasta un líder religioso que solamente renovaría el culto en el templo para fidelidad con Jahweh y en el medio existieron muchas formas de comprensión más, así que la mirada sobre Jesús como Mesías en este evangelio es una novedad que trae su propio horizonte teológico y, por ello, sus implicaciones y consecuencias propias.

– En la clave contextual simbólica hemos de ubicarnos permanentemente para leer el evangelio, pues ellas contienen y revelan la riqueza, profundidad y novedad que representan Jesús, la Comunidad y el Padre/Madre Dios para ellos/as mismos como discípulos/as, pero también de cara al contraste de vida y de religiosidad que existe en su entorno, según los conflictos como se ha indicado más arriba.
Para el Cuarto Evangelio, los siete signos en los que se presenta a Jesús, no son simplemente relatos de la taumaturgia de Él, ni de su misericordia siquiera con los que sufren, para el/la (?) evangelista hay algo que va más allá, en cada uno de ellos, lo que interesa es descubrir un nuevo rasgo de la personalidad del misterio de Cristo porque en él se devela el sentido, el horizonte y la razón del estilo de vida y del proyecto que encarna la Comunidad.

Con los signos se va revelando la propuesta de Comunidad presentada en el evangelio, ésta refleja claramente el carácter universal del mensaje de Jesús, así como el conflicto que éste implica (en medio del mundo y proyecto de sociedad impuesto por Roma, es el camino de comunidad seguidora y discípula de Jesús la “señal” de nuevo paso de Dios que se hace alternativo y posibilidad de construir un nuevo sentido de vida que sea vida para todos/as y vida en abundancia). Al mismo tiempo, revela el rostro de la comunidad de creyentes y discípulos/as que están en un proceso de re-flexión y profundización de su propia fe en medio de los conflictos que existen en su entorno, y aún, de cara a otras apuestas entre comunidades cristianas… es pues, un momento para volver sobre la experiencia vivida y re-flexionada para abordar posibilidades de mirar la realidad de nueva manera… a la manera de Jesús.

– Como contexto más próximo en relación con el relato narrado en las bodas de Caná está la realidad y el hecho que desde el templo el Amor había sido sustituido por la observancia de la ley... del mismo modo que las tinajas vacías representarán la desesperanza de un pueblo que descubre que ni la fe, ni las prácticas religiosas tradicionales les significan ni representan posibilidades reales de cambio de su condiciones de vida, de sentido de vida.

2. Acercamiento Literario – Contextual:

Como es costumbre, invito a leer el texto traducido a partir del original griego y organizado de manera estructural para la lectura comprensiva del relato, lo encuentran en el archivo adjunto.

– Para adentrarnos en la clave simbólico – teológica – experiencial – de contraste con el entorno del momento en que se escribe este relato es importante tener en cuenta que en la primera parte del evangelio (cap. 1 a 12) hay un claro paralelo entre el libro del Génesis y la estructura narrativa y teológica del evangelio, (“en el principio”, por tanto las temáticas de creación, luz y tinieblas se conservan en común, la centralidad del verbo “decir” como Hablar/Palabra de Dios – claro, para el evangelista su intencionalidad irá más allá, pues hace referencia a la nueva creación originada en y desde Jesús –). En últimas, es el horizonte del “sentido – expresión – experiencia de la vida” lo que está en juego, el cual, para el evangelista se centra en la persona de Jesús… el Creer en Jesús (que incluye adherir a su proyecto en todas sus dimensiones).

Así entonces, como en el Génesis Dios actúo en siete días para dar origen a la Creación y en ella expresar un horizonte de sentido para la vida (razón de vivir y principios de vida que orientan y animan esas intencionalidades que están detrás del para la reconstrucción de Israel desde sus fuentes, después de la experiencia del exilio), ahora, la Comunidad del Discípulos Amado descubre y presenta a Jesús quien en el poder de Dios actúa para que en siete signos ofrecer el nuevo sentido de vida en sus principios fundantes a través de los cuales dar al proyecto de Dios según sus intereses e intencionalidades (cfr. más arriba el aporte para el acercamiento contextual)… Por lo anterior, las bodas de Caná representan el primer signo, es decir, contienen un primer principio fundante del Proyecto de Dios que revela Jesús.

– La organización narrativa del relato se percibe en tres momentos, donde cada uno de éstos tiene sus actores propios, sus contenidos, acciones y mensaje que orientan a descubrir tanto el Proyecto de Dios, como el estilo de vida que de ahí se desprende para los/as discípulos y para la comunidad como contraste de cara al mundo que les rodea:

vv. 1 – 5, que además de ser una introducción narrativa, también contiene un proceso de concienciación delante de la realidad y de cara a Dios que funda e inspira la transformación de la acción.

vv. 6 – 10, es el clímax del desarrollo narrativo que presenta la acción de Jesús y las consecuencias que de ahí derivan… es de anotar que tiene sus personajes propios y su contraste narrado en clave simbólico religioso – cultural.

vv. 11 – 12 que indican una conclusión que afirma la eficacia del proyecto y la intencionalidad de la nueva obra creada.

Aquí el v. 11 se convierte en el verso central de todo el mensaje y enseñanza que se quiere dar a conocer dentro del caminar catequético en la Comunidad.

– Para acercarnos a descubrir algunas de las pistas del contenido revelado a partir de este relato como ya se ha dicho es importante entrar en las claves simbólico – culturales que están detrás, veamos algunos aportes que orienten ese descubrir el contenido en los vv. 1 – 5:

El signo se desarrolla dentro de un Ambiente matrimonial, ambiente de una boda. En la tradición bíblica las relaciones Dios – Humanidad o Humanidad – Dios es común de referirse a ellas en la perspectiva de un matrimonio, en una boda (cfr. Oseas 1). Todo el caminar discipular, la conciencia de fe, el espíritu que ha de animar a los/as discípulos/as está en la fuente de una nueva relación, de ahí la Boda de Jesús con la Comunidad; intimidad, conocerse, compartir la vida, ser una sola carne, etc., son algunas de las implicaciones que de ahí se desprenden.

Detrás de esta simbólica aparecen principios de esperanza, de creer y asumir la vida nueva, así como también está un rechazo a las prácticas y las formas religiosas tradicionales que existen en su momento, la novedad implica rupturas y opciones nuevas para ser fieles y poder asumir las riquezas que se desprenden de esa novedad.

En esta misma simbología, María no es simplemente aquí la “madre de Jesús” como es presentada por el narrador en el relato, María aparece como la imagen de la Comunidad de discípulos/as de Jesús… representa a quienes Creen en Jesús (por tanto conocen y asumen el proyecto y entregan su vida, como Jesús, para hacerlo realidad), representa a quienes escuchan a Jesús y le siguen de manera discipular (es decir, de manera personal, libre y consciente participando en la Comunidad y mediante la Comunidad hacer presente a Jesús).

Está María donde está Jesús, es también el primer signo de María, es decir, signo de la Comunidad que se hace Jesús, encarna a Jesús y representa a Jesús. Nunca podremos encontrar a María separada de Jesús ni a Jesús separado de María.

"Mujer!", es la palabra puesta en boca de Jesús para referirse a María, nunca en este evangelio Jesús la llama madre (cfr. cap. 19, 25 – 27), también representa la figura contraria a la “mujer” referida en el Génesis y que es acusada por el varón de inducirlo a comer el fruto del árbol del bien y del mal (cfr. Gen. 3, 12), así ella, María, la Mujer, la Comunidad es ahora madre de los vivientes, es decir, nueva Eva. En la Comunidad, en la mujer, en María se hace realidad y se concreta el proyecto de Dios a través del cual se transforma la realidad y la vida de las personas y del entorno que se presenta como contrario al plan de Dios según el contexto de la época… un mundo nuevo, una vida nueva, un estilo de vida nuevo, una sociedad nueva, una nueva relación con el entorno y en medio, nuevas relaciones con una nueva imagen de Dios, pues ahora la Comunidad misma es también “en Dios”… ya no más aceptar la figura de un dios castigador, centralizador en el pecado, ni siquiera en el culto y los ritos…

¿Qué a mí y a ti mujer? No es un desprecio, ni siquiera es una palabra dura como se suele decir en ciertos ambientes, es una revelación profunda de que la relación entre Jesús y María está subordinada a la voluntad del Padre/Madre. Esta respuesta se parece a la que el Niño Jesús le dio a María en el templo cuando se perdió: « ¿Por qué me buscan? ¿No saben que en las cosas de mi Padre es necesario que yo esté? » (Lc. 2, 49)… así entonces podemos traducir como sentido de la expresión: “¿Qué tenemos que hacer tú y yo sino obedecer al Padre/Madre? Es decir, la relación de la Comunidad/Iglesia con Jesús, obediente al Padre/Madre, colaborando con Jesús en la obediencia a Dios. Siempre en función no de madre e hijo, sino en función de criaturas para su creador, obedeciendo siempre la voluntad del Padre/Madre en el nuevo mundo, la nueva vida, las nuevas personas creados en y partir de Jesús.

Según esta comprensión del relato hace que no se pueda validar el común de las interpretaciones acerca de María como incomparable intercesora, así aparece en la piedad popular, pero no corresponde al sentido propio del evangelio.

De otro lado, esta misma expresión parece hacer evidente el contraste-conflicto entre las dos alianzas, las dos tradiciones, la antigua y la nueva… Jesús al afirmar ¿Qué a mí y a ti mujer? puede estar indicando que él y la comunidad (representada en María) no han de participar en esa antigua alianza, pero que al poner vino en las tinajas de las antiguas purificaciones asume una transformación en lo más profundo de la identidad de Israel.

"Todavía no llega la hora mía", si bien se pone en relación con la hora que se descubre a partir del capítulo 13… Hora de la Gloria de Jesús, Hora de la Gloria del Padre, también le está diciendo: "es tu hora también la que va a llegar a la Comunidad”. Cuando sea yo glorificado, tu misión también será glorificada y si ahora vamos a anticipar esa hora es porque se ofrece un signo de lo que será la perpetuidad de la historia de la Comunidad/Iglesia.

– También podemos encontrar algunas pistas en la simbólicas redaccionales de los vv. 6 – 10:
“Seis tinajas de piedra” – aquellas tinajas de piedra representan la ley antigua, realidad de una "alianza" estéril y fracasada, inútil e ineficaz, la tradición según el templo y sus normas y rituales; ellas van a ceder el lugar a una nueva tradición que ya no se centra en la imagen de un dios castigador, en una figura de un dios que se centra en el pecado y en los ritos y cultos como capaces de purificación (cfr. Jn. 4, 5 – 15. 27 – 30. 38 – 42 mirando el sentido simbólico presente en el cántaro)…

Significativo que antes las “purificaciones” se hacían con agua… y excluían a la gente, ahora, Jesús, con el vino, acoge, alegra, hace posible la participación de todos/as… además es un vino abundante y bueno (cfr. “Vida y vida en abundancia” Jn.10 , 10; también, “la tierra ancha y espaciosa, tierra que mana leche y miel…” Ex. 3, 8.

De otro lado el remarcar que las tinajas son de piedra refuerzan la simbólica de la ley antigua que estaba escrita sobre piedras… ya no representa la tradición de Torâh que en el principio indicaba el camino cierto y seguro de Dios y para llegar a Dios… también el corazón de piedra del que habla el profeta Ezequiel.

También el número seis evoca la imperfección, lo incompleto, ahora llegan los siete signos de la plenitud… no perder de vista la significación e implicación socio – cultural que todo esto representaba para las mentalidades de las gentes de aquella ápoca en que es escrito el evangelio y según los contextos que están escritos en la primera parte de este aporte para el estudio… ver la necesidad de cambiar la mentalidad y las rupturas con sus tradiciones antiguas especialmente las religiosas.

Cabe recordar cómo las Tinajas, su simbólica de una tradición seca y vacía, tiene relación con la Higuera en el evangelio de Marcos (cfr. 12, 11 – 26).

“Purificaciones / Agua” – Ya desde el testimonio del Bautista quedaba claro que No hay agua capaz de purificar al ser humano. Esa religión, esas tradiciones y prácticas religiosas, los sentidos de vida y experiencias en estilo de vida y proyectos de sociedad habían de ser liberadas y transformadas por el amor y la vida que comunica Jesús.

Los servidores – y el maestresala representan un contraste entre dos tradiciones y prescripciones existentes: el templo/sinagoga e incluso las religiones e imaginarios culturales y socio - religiosos de los pueblos que rodeaban la vida y la realidad de la Comunidad del Discípulo Amado… ahí los servidores, los empobrecidos, son quienes saben de dónde viene el “buen vino” en contraste con el vino “peor” que ofrece la tradición reconocida y aceptada por el maestresala…

con ello, el maestresala representa a los principales sacerdotes que no saben de dónde viene Jesús y no reconocen su autoridad.

María y los servidores, además de conocer de dónde viene el vino, en ella se descubre la mirada sobre las personas… no sobre las cosas y circunstancias meramente externas… ella dice: « No tienen vino » habla desde el lugar de las personas, se pone en sus intereses y necesidades, en sus esperanzas y expectaciones; lo contrario sería simplemente decir: “se acabó el vino”, ahí la expresión se centra en la cosa (vino) y no en la realidad que está detrás… pensar en el vino, sin más es pensar en lo externo, en la algarabía y hasta en el quedar bien, en el placer sin sentido sino como pura sensibilidad y circunstancia…

En el signo del agua, contenido en al vino que será el signo del cristianismo que se expresa en un estilo de vida, en la realización de la justicia como proyecto de Dios, en las transformaciones que de ahí derivan en las personas, en las relaciones con el entorno y el medio, en liturgia, en culto. Signo de una experiencia de fe que se perfecciona con la presencia de Dios en la Comunidad/Iglesia.

Agua para purificaciones – y el vino no como signos externos, representan también el contraste – conflicto entre la no centralidad del culto y del temor a Dios por causa del pecado, sino que hay una vida nueva que nace de la intimidad, del gozo y la alegría por la boda con un Dios en el que hay señales de liberación.

– Por último veamos una clave en los vv. 11 – 12:
“Este fue el principio de los signos de Jesús, en Caná de Galilea. Y manifestó la gloria suya, y creyeron en Él los discípulos suyos.” Dos de los verbos centrales en el evangelio, ya descritos antes, revelan el cumplimiento del objetivo de todo el evangelio (cfr. 20, 31) llegar a Creer en Jesús.

Así entonces, el primer gran signo está en el contraste entre las tradiciones que realiza Jesús… la antigua, de purificaciones, de temor, de castigo ya no va más, está seca, es una ley de piedra… ahora, con el vino, en medio de la boda representa el amor, es la hora de la alegría de la realización de la abundancia de la vida porque se cumplen las promesas mesiánicas…

Señal de una nueva alianza que se abre paso en medio de la religiosización de una fe que se había convertido en piedra, en sin sentido, vacía y seca.

De aquí muchas implicaciones y consecuencias para la vida cotidiana, para la realidad, para la transformación personal (en especial de la mentalidad – actitudes – prácticas), para la construcción de nuevos estilos de vida y de sociedad como proyecto de Dios y como alternativa de esperanza ante un mundo que generaba (y hoy sigue generando) tantos empobrecimientos.

– Leer, proclamar, comentar el evangelio de Juan como si se tratara de una simple y llana historieta de unas bodas, en las que además Jesús funda el sacramento del matrimonio, sin más complicaciones... resultaría una lectura fácil y cómoda, pero sería profundamente carente de veracidad… caminos del fundamentalismo…

3. Acercamiento Teológico – Pastoral – de Actualización:

Buena parte de la reflexión teológica, así como de claves hermenéuticas ya fueron contempladas en la aproximación simbólica que se acaba de presentar, por tal razón no se hacen nuevos aportes en esta parte del aporte para el estudio del evangelio…

Queda la tarea de profundizar y hacer eco a estas palabras, a estos sentidos, a estas intencionalidades, a los principios de vida que están contenidos en la narración para actualizarlas en la vida, en las prácticas, en las actitudes… en la cotidianidad y en la realidad global que nos circunda…

Tarea para ver y hacer juicio crítico a la imagen de Dios, a las prácticas de relación que tenemos con él; así como hacer juicio crítico a la comprensión de religiosidad que hoy damos (en especial por la reducción que se hace de la fe al culto, a la liturgia, a los sacramentos y se abandona la realidad, la construcción de la sociedad, la responsabilidad ecoambiental, etc.)

Recogiendo las palabras que Monseñor Romero nos ofrece para la meditación de este evangelio:
“Esto quisiera decir yo de todos los que estamos haciendo esta reflexión: que ha crecido nuestra fe en él, que ha crecido nuestro sentido de Iglesia, que ha crecido nuestro sentido nacional también; que vamos a salir de nuestra reflexión de hoy con la alegría y el optimismo que Cristo quiso poner como marco de su primer signo: alegría de un festín, confianza en los momentos difíciles y la alegría de colaborar también con él.

Dios no es un Dios triste, Dios es Dios fiesta, Dios festín, Dios alegría y en el corazón del hombre que tiene fe, no cabe el pesimismo.
Dios describe las relaciones con la humanidad bajo la figura de una boda.”

Y para concluir, qué bien puede venir un hermoso poema que pone en actualización e invitación para caminar este mensaje/enseñanza del evangelio del domingo:

NO TENEMOS VINO
Para las bodas de la hermandad
donde festejamos el amor que Tú nos brindas,
no tenemos vino.
Para los encuentros fraternos
donde haces crecer nuestros amores,
no tenemos vino.
Para la alianza del Norte con el Sur,
del mundo rico con el mundo pobre,

No tenemos vino.
Para la fiesta del compromiso humano
donde celebramos triunfos y fracasos,
no tenemos vino.
Para nuestras celebraciones
no tenemos vino.
Y por eso andamos apocados, sin gracia
y con la ilusión apagada.
No tenemos vino, Jesús.
No tenemos vino.
Manuel Regal.


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